LA ATENCION A LA DIVERSIDAD


 La atención a la diversidad implica conocer, respetar y valorar las diferencias individuales y culturales de los alumnos y evitar cualquier tipo de discriminación. Atención a la diversidad es, también, promover valores de respeto, solidaridad, igualdad, dignidad y tolerancia hacia toda clase de diferencias. Es, por tanto, aceptar y asumir la pluralidad del alumnado, del profesorado, de las comunidades y de los centros como eje sustancial de los procesos educativos.

La atención a la diversidad es un término acuñado por la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (en adelante L.O.E.) que implica una gran complejidad y de clara proyección social. Se centra, como hemos dicho anteriormente, en la atención a los alumnos con capacidades extremas: tanto los alumnos con discapacidades como con altas capacidades, aunque la atención a la diversidad se reduce hoy en día casi exclusivamente a los menos capacitados, junto con la preocupación por cualquier tipo de diferencia.

Se plantean varias medidas de atención a la diversidad: 

• La optatividad: Esta medida va encaminada a permitir al alumnado la elección de determinados campos de conocimiento que vayan configurando de forma progresiva itinerarios de formación diferentes.

 • La permanencia de un año más en un ciclo o curso: Es una medida excepcional dirigida a conseguir una adecuación del conjunto del currículo al alumno mediante la permanencia de un año más en un mismo ciclo o curso. 

• Las adaptaciones curriculares: Se entiende por adaptaciones curriculares las modificaciones que se efectúan en los diferentes elementos del currículo para ajustarlo a las necesidades y características del alumnado.

 • Los Programas de Diversificación Curricular: Esta medida va dirigida a los alumnos y alumnas mayores de 16 años durante el año en que comienza el curso, y hayan cursado tercero de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.). Presentando dificultades de aprendizaje en la mayoría de las áreas o materias del currículo de la etapa. La diversificación curricular supone una reordenación global del currículo. 

La ESO, por ser un tramo obligatorio del sistema educativo, contempla el principio de comprensividad por lo que todas aquellas diferencias que supongan discriminación y desigualdad, sean por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, tengan un origen familiar o social (LOGSE, 1991, pg.7) deben ser atendidas educativamente para lograr un sistema democrático que promueva la igualdad. Por ello, la edad, el sexo, la etnia, la clase social y las necesidades educativas especiales, son diferencias objeto de atención a nivel macro o por las políticas educativas de las administraciones públicas, si bien, en cada centro podrían tomarse decisiones diferentes, previa justificación en base al proyecto educativo del centro y su idiosincrasia. Sin embargo, otras diferencias mucho más frecuentes en las aulas, como son las individuales, suelen ser desatendidas a la hora de diseñar los proyectos y programaciones educativas.

Es una época en la que son frecuentes los conflictos personales y escolares y en la que finaliza el periodo de escolaridad obligatoria y el estudiante debe de tomar una serie de decisiones vinculadas directamente con su continuidad o abandono de la escolaridad. Si tenemos en cuenta las características de los estudiantes que abandonan los estudios, se trata de alumnos con una baja habilidad cognitiva, bajo rendimiento, baja valoración de la educación, los que acceden a la vida laboral y los de entornos socio-económicos desfavorecidos (Entwisle, 1990), cabe pensar que los procedimientos utilizados en secundaria reproducen las diferencias socio-personales y que la escuela lo único que hace es confirmar los pronósticos de fracaso escolar para aquellos estudiantes poco adaptados a la vida escolar.

Una de las prácticas más frecuentes en ESO para atender las diferencias de los alumnos se refiere al agrupamiento, en diferentes aulas dentro de un mismo nivel, en función de su rendimiento o capacidad. Este tipo de agrupamiento suele ser fijo y perdurable a lo largo de la escolaridad, lo que parece favorecer que los alumnos que se encuentran en los grupos del nivel más bajo, tengan una menor motivación y una percepción negativa sobre su competencia. Al mismo tiempo, este tipo de organización homogeneizadora, suele provocar en los profesores una percepción de ineficacia y una desmotivación hacia su labor docente (Wingfield,

Eccles y Pintrich, 1996); es decir, no parece que esta práctica sea la más conveniente ni para los alumnos ni para los profesores. La diversidad está presente en la educación y puede ser generadora de problemas pero también está llena de posibilidades, dependiendo de cómo se perciba, conciba y se atienda. Los pedagogos, psicopedagogos y docentes necesitan comprender la heterogeneidad de los estudiantes como primer paso para adaptar la enseñanza a sus fortalezas, limitaciones y preferencias (Snow, Corno y Jackson, 1996), por otra parte, se debe ayudar a que los estudiantes de secundaria también sepan adaptarse a las diferentes personalidades de sus profesores y procedimientos educativos.

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